Izquierda Cristiana de Magallanes
  El paso que falta: Refundar el Juntos Podemos
 

Es difícil poder hacer un análisis o juicio de lo que ha ocurrido en el Juntos Podemos Más sin manifiestamente tomar partido por uno u otro lado, o por una u otra estrategia. Ciertamente dos formas de interpretar la política, se han visto enfrentadas y como interpretaciones que son, surgen desde las concepciones, posiciones e incluso hasta de las pasiones, con lo cual se hace difícil zanjar quién está en lo correcto o quién en el error. Y es que nuestra izquierda, propensa a debatir sobre la base de verdades adquiridas y herramientas de análisis infalibles, tiende a mostrar a la diferencia desde el ámbito del error, la enajenación, la mala intención o simplemente la estupidez.

Creo que el camino que tomamos después del 11 de diciembre fue acertado, no pretendo convencer a los que optaron por el voto nulo de que se equivocaron. Es más, no creo que se hayan equivocado, fueron asertivos en el camino que eligieron, y de ahí han sacado sus victorias y han hecho una ruta de la cual sacará cada uno sus propias lecciones y conclusiones. El camino nuestro ha tenido, desde lo que nos propusimos originalmente, avances significativos, y eso me hace pensar y sentir que fuimos asertivos también a la hora de tomar una decisión política, compleja y difícil como fue condicionar el voto sobre la base de poner en la agenda la superación de la exclusión y otras demandas sentidas y urgentes. En nuestro diagnóstico, pese que aún no se han resuelto, hemos logrado avanzar más allá de lo que esperábamos.

Dos caminos tomados, dos verdades declaradas, dos modos de acertar y construir se han dado. Lamentablemente, estos caminos no han vuelto a cruzarse, y el costo de eso ha significado perder importantes oportunidades de levantar la plataforma del Juntos Podemos frente a la dispersión de la Concertación y la derecha en este período. La baja en las encuestas nos evidencia un retroceso de estas dos coaliciones que conjuntamente han gobernado. En ese estado de cosas, inédito en la historia reciente, las fuerza populares se han estancado en una disputa retórica, en donde lo que ha primado es demostrar a la otra parte que fueron inconsecuentes y ganar para sí el titulo de la coherencia y la decisión acertada.

Y en este terreno de disputa ciertamente no ha habido avances. Pese a coincidir plenamente en el programa de gobierno, pese a ser ambos oposición, pese a compartir el mismo diagnóstico de las demandas populares, estas dos izquierdas no han logrado ponerse a la altura de las circunstancias. En ese sentido, como Izquierda Cristiana también debemos asumir la cuota de responsabilidad que nos cabe.

La Cumbre de los Pueblos permitió suspender por un momento estas diferencias y congregó a todos los actores políticos a preparar un encuentro con los líderes de los procesos de avance social y político de corte antineoliberal en el continente. Estar ante la presencia de Chávez, Morales y Ortega, no sólo se constituye en una señal clara de que otro mundo y otro Chile son posibles, sino además nos deben instar a reevaluar el modo en que hemos venido haciendo izquierda en nuestro país. Los procesos del Sandinismo y de los movimientos sociales de Bolivia, el avance del Poder Popular en Venezuela dan cuenta de un estado de avance de la cohesión de las fuerzas liberadoras que a nosotros nos debe necesariamente interpelar.

El Juntos Podemos es cada día más necesario y urgente, el abismo artificial que separa ambas estrategias debe ser superado, la base de organizaciones que constituyeron la alianza debe abrirse a nuevos actores. Debemos aprender a trabajar juntos en la diferencia, a aceptar que no hay un solo camino y que el Juntos Podemos es lo mejor que hemos logrado hacer en muchas décadas como para sacrificarlo por defender una posición que bajo ninguna lógica es contradictoria con la otra. Sólo ha resultado ser diferente.

Esta urgencia y necesidad no puede tampoco ser resuelta por mero acuerdo de cese de hostilidades. No podemos esperar que un avenimiento por secretaría levante la opción del Juntos Podemos como alternativa de gobierno y transformación de nuestra sociedad. Se hace también urgente, en virtud del origen del conflicto y de la necesidad de ampliar la base de participación, el refundar Juntos Podemos, desde y con la gente. Los partidos políticos deben permitir que sea la amplia base de organizaciones y Podemos de base quienes depuren y oxigenen a este pacto social y político. Las organizaciones sociales deben sentir que el protagonismo recae sobre ellos, pues en ellas es posible que la diversidad y la aceptación de la diferencia se conviertan en el soporte fundamental de una alianza de izquierda.

Hago entonces un llamado al Partido Humanista, con quienes hemos compartido desde mucho antes del Juntos Podemos a dar testimonio de la vocación por el respeto a la diferencia, por la paz y el reencuentro entre hombre y mujeres, a hacer los gestos necesarios para convocar a un evento refundante. Llamo al Partido Comunista, con quienes hemos compartido un camino de coincidencias y aprendido mutuamente a relacionarnos sin sobrepasarnos y respetando los ritmos y procesos de cada uno, a profundizar el trabajo unitario en virtud de la superación del conflicto. Llamo también a mi partido, la Izquierda Cristiana, a ponerse a disposición de este proceso, a ayudar al reencuentro y al diálogo, en todos los niveles, desde la base, hasta las direcciones nacionales. Esta es una tarea de todos, sin exclusión ni querellas.

Pero, como antes dije, este proceso no será real ni fecundo si no es integrado y fortalecido por los movimientos sociales, por los organismos autónomos y de base, como las Urracas de Emmaus, la Escuela de Los de Abajo, el Comité por la Defensa y la Recuperación del Cobre, el Movimiento Solidaridad, las organizaciones de trabajadores, de vecinos, de profesores, de mujeres y de jóvenes, a liderar y encabezar este proceso. La refundación del Juntos Podemos debe convertirse en un hito político, de superación de las diferencias, que proporcione una señal clara y contundente: que la izquierda es capaz de gobernar, es capaz de sobreponerse a sus diferencias, sin anularlas, sino todo lo contrario, integrándolas, ampliando la estrategia y levantando los liderazgos sociales y políticos que reencanten la esperanza por un mundo mejor, más justo y más solidario.
El paso siguiente es volver a encontrarnos, volver a creernos, volver a fundarnos, y poner los intereses superiores de Chile, su pueblo y su gente ante la historia. De este paso seremos todos responsables.

 
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