Izquierda Cristiana de Magallanes
  Escuela y Mercado: “Estar atentos para no excluir”;
 

Por Cristian Muñoz

Los cambios que vive el mundo como consecuencia de la reestructuración mundial del capitalismo, los nuevos discursos educativos de corte tecnocrático, pero ante todo un cierto consenso ideológico neoliberal, han generado una crítica disidente a formas de pensar el estado de la cultura actual.
Lo que hoy se define por mercado, desde una perspectiva crítica, problematiza las antiguas nociones de lo popular, hoy enfrentadas a nuevos procesos comunicativos  desde las revoluciones científico técnicas de la globalización. Es así como el mundo indígena ha habitando algunas ciudades capitales, integrándose a los círculos del consumo y de la producción; es así como las nuevas concepciones de interacción laboral determinan la esfera sindical; es así como han cambiado los nuevos referentes de interés ligados al mundo del consumo y los símbolos globales, etc. Todo ello produce un desplazamiento de la cultura tradicional y crea mezclas híbridas que constituyen nuevas formas culturales.
La irrupción de la televisión produce constantemente un híbrido que interrelaciona el mundo técnico con elementos de la cultura local, configura nuevos imaginarios de acción, produciéndose así una transformación en el mundo de intereses, necesidades y deseos de los diferentes grupos humanos. El mundo de hoy asiste a un vertiginoso desarraigo, a un desplazamiento y debilitamiento de las arquetípicas formas de construir identidad colectiva.
En consecuencia obtenemos un ciudadano consumidor, organizado desde una lógica individual y con una manifestación social equivalente a su capacidad de ser exitoso en el mercado, hasta el punto que su reconocimiento social lo obtiene de su posibilidad de consumir unos u otros productos. A este contexto le denominamos competencia del mercado; la cual se ha vuelto referente para la educación y con un centralidad sobre el desarrollo tecnológico.
Es por tanto la relación educación mercado un importante desafío para la humanización de los agentes del proceso educativo. La educación desde los derechos humanos nos exige orientar nuestros fines educativos hacia los sectores sociales más vulnerables, que por no tener acceso a los bienes que el desarrollo científico nos entrega se ven desposeídos de un acercamiento a las nuevas tecnologías. Por tanto acceder al desarrollo tecnológico no necesariamente puede significar progreso, sino que también puede significar exclusión.
Pero estas exclusiones no sólo pueden estar orientadas en el campo del desarrollo científico sino que también sobre nuestros modos de interacción social. Al respecto el investigador colombiano Marcos Raúl Mejía en su ponencia “La Educación Popular hoy y su concreción en nuestras prácticas educativas formales y no formales” dictada en el XXXII Congreso Internacional, Antigua, Guatemala, 22 al 27 de septiembre de 2001,  expone: “Las principales diferencias que toman el camino de la exclusión, la segregación y la discriminación, construyendo los nuevos mapas de poder y la dominación son: 

a) En funciones del sexo: en donde las relaciones hombre-mujer se siguen resolviendo con control patriarcal y detrimento de la mujer. 

b) En las diferencias físicas: el culto al cuerpo de la sociedad y la industria cultural de masas discrimina los defectos físicos, construyendo un paternalismo sobre los discapacitados. 

c) En las diferencias síquicas: desde la nave de los locos ha sido uno de los grupos más discriminados. Se consideran personas incompletas. 

d) En las diferencias de edad: se discrimina por ser joven o ser viejo. A éste se le señala su incapacidad productiva y a los otros se les señala desde consumistas hasta en el límite de lo delincuencial. 

e) Diferencias étnicas o culturales: como grupos minoritarios son un mundo pasado de moda, ya que los mayoritarios imponen su forma de vida, ética, modelo de sociedad. 

f) Diferencias por el lugar de procedencia: la globalización trae migración y desfasamiento. Sobre éstos se producen estereotipos, que marginan y excluyen a través de estereotipos, ellos son los delincuentes. 

g) Diferencias en función de la opción sexual: no se acepta otra naturaleza diferente a las tradicionales y su vida es señalada como vicio, enfermedad o desviación.

h) Diferencias por el estado de salud: miedo y rechazo a las personas enfermas, se crean grupos de riesgo y se les excluye, colocándolos como causados por pecado o vicio. 

i) Diferencias por creencias u opiniones: lo diferente del pensamiento común visto como falsedad o peligroso. 

j) Diferencias por la escala social del poder o el gobierno: ese lugar asigna a los que están allí una potestad mediante la cual se organizan procesos de inclusión o exclusión desde criterios personales de quienes lo detentan. 

k) Diferencias por el lugar social que otorga la posesión de bienes o ingresos económicos: el unir ciertos valores a la posesión de bienes, en donde el no poseedor se le considera sospechoso de poseer contravalores, peligrosos para la sociedad.”
En consecuencia la educación inscrita en el marco de mercado y que hoy responde a esas demandas expuestas por Mejía; obligan a la institución educacional a enfrentar estos desafíos si no quiere ser un espacio de exclusión en sus prácticas formativas.

 
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