Izquierda Cristiana de Magallanes
  EL JUNTOS PODEMOS Y LA ELECCIÓN MUNICIPAL - Nuevo
 

por Carlos Donoso Pacheco.

Parece necesario, oportuno y saludable que en la izquierda se promueva un debate sobre los resultados de la elección de alcaldes y concejales del 26 de octubre de este año, y lo que ellos indican sobre su situación y futuro. De hecho, los partidos que integraron el pacto Juntos Podemos Más han manifestado algunas opiniones en tal sentido.
 
El presidente del Partido Comunista, Guillermo Tellier, en el último Ampliado de su colectividad, calificó de excelente el resultado electoral. “Como Juntos Podemos Más, dijo, alcanzamos el mismo porcentaje de la elección pasada en votación, pero elegimos a 7 alcaldes y a 80 concejales”. Invitó, por otra parte, en la misma ocasión, a los militantes comunistas a hacer un análisis crítico y autocrítico de los resultados, “sin falsos triufalismos”.
 
Por su parte, la Presidenta del Partido Humanista, Marilén Cabrera, entrevistada por la Agencia Prensa Humanista poco después de la elección, manifestó que los resultados “posicionan al Juntos Podemos Más como referente y consolidan al pacto como una alternativa verdaderamente distinta a la Concertación y la Derecha”.
 
Y el tercer integrante del pacto –el Partido Izquierda Cristiana- también expresó una opinión. Su Comisión Política sostuvo entre otras cosas, a propósito de estos resultados, que “el Juntos Podemos Más ha persistido como un protagonista de la escena política nacional y su peso específico en la sociedad chilena puede llegar a ser un factor clave en los procesos de confrontación social y política de la coyuntura próxima”.
 
Todo ello parece bastante razonable y efectivo.
 
Sin embargo, a nuestro juicio hay aspectos relacionados con los resultados de la elección que no han sido considerados suficientemente hasta hoy.Uno de ellos es particularmente significativo: el hecho de que se haya mantenido la misma votación de las elecciones municipales de 2004. Claro, esto es mejor – pensarán algunos- que si hubiera descendido. Pero es más válido pensar de otra manera: el Juntos Podemos no es ni más ni menos que hace cuatro años, en circunstancias de que lo que la izquierda debería lograr es crecer. No sólo crecer, sino fortalecerse también cualitativamente. Y lo peor de todo es que hoy es menos en este último sentido.
 
En efecto, el Juntos Podemos participó en la elección de 2004 como una alianza estratégica recién constituida, que supo expresar el descontento y las esperanzas de amplios sectores. Hubo entusiasmo, cohesión y conducción más que suficientes. No es raro, por eso mismo, que le haya ido bien en tal ocasión, aunque el muy buen resultado obtenido sorprendió a los desprevenidos, y esto contribuyó a producir efectos. Sobre todo, la izquierda entró en escena,  estimulando y creando expectativas.
 
En cambio, en esta elección, el Juntos Podemos Más se redujo a la simple fórmula de un pacto electoral, luego de un prolongado período de desacuerdos y distanciamiento entre las organizaciones que lo habían constituido en 2003. Como se recordará, los problemas de ese tipo surgieron el mismo día de la elección presidencial de 2005 –en la que ya se manifestó un cierto descenso electoral- y a propósito de la votación en la segunda vuelta de la misma.
 
El trabajo colectivo se detuvo, la cohesión desapareció y las expectativas disminuyeron. Y esta es, a nuestro juicio, la razón principal de no haber tenido un mejor resultado, al que se debe aspirar por el carácter de sus objetivos –transformar la sociedad- y por los resultados que la izquierda obtuvo en otros tiempos –que la llevaron a significativas posiciones de poder, de las que hoy está distante-.
 
¿Por qué no pensar en un 15 % a corto plazo, y en más, a uno más largo? Si hay estancamiento, no es bueno echarle meramente “la culpa al empedrado”, ni a los otros. La acumulación de fuerzas  de la izquierda debe ser el resultado de cómo ésta se comporte en todo aquello que depende de sí. Y respecto a sus debilidades, lo mismo.
 
Quizás algunos no vean los problemas que hemos señalado porque consideran más bien los avances parciales –que los hubo, y algunos muy buenos, ciertamente- obtenidos por las organizaciones a las que pertenecen, y hasta prefieren no hablar de aspectos menos auspiciosos de la actual situación de la izquierda con la buena intención de no producir desaliento.
 
Pero creemos que es mejor, a la postre, no descuidar el análisis “crítico y autocrítico”, que permite corregir errores y comportamientos si se quiere realmente avanzar, de modo que la izquierda no sólo vuelva a desempeñar un papel de mayor peso y protagonismo en el mundo político, sino que disponga del poder ideológico y social necesario para transformar efectivamente la sociedad y avanzar hacia una verdadera democratización y una socialización creciente del país.
 
Pensamos que es posible obtener un muy buen resultado en las próximas contiendas electorales, que se traduzca en fuerza política influyente en la vida nacional, si la izquierda logra unirse nuevamente en torno a una plataforma programática bien concebida y a una conducción clara, eficiente, amplia y atractiva.
 
 
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