En una nueva conmemoración del 8 de marzo, las mujeres vuelven a encontrarse para analizar un año en donde la palabra “crisis” comenzó a resonar fuertemente. Más allá de las reinvindicaciones históricas y discursivas que el movimiento de mujeres ha elevado en los últimos años, lo cierto es que aun en Chile existen grandes inequidades de género, lo que se traduce en que gran parte de la población se encuentre bajo condiciones de vulnerabilidad.
Han transcurrido 101 años desde la matanza de trabajadoras en Nueva York, el hecho histórico que desencadenó la conmemoración de este día, en donde murieron calcinadas 140 trabajadoras, quienes eran en su mayoría migrantes. Las mujeres murieron debido a un incendio provocado por bombas incendiarias que les lanzaron durante una huelga en donde las trabajadoras protestaban por las pésimas condiciones laborales y por sus sueldos miserables.
En la historia contemporánea de Chile el movimiento de mujeres ha conseguido grandes logros, sin embargo, hoy en pleno siglo XXI, las mujeres hemos tenido grandes retrocesos en materia de derechos, especialmente a lo referido en temas derechos sexuales y reproductivos.
Hoy queremos insistir con firmeza que el 8 de marzo no es una fiesta de utilidad comercial, sino una ocasión para la reflexión, para pensar cómo las mujeres han sido oprimidas culturalmente, viéndose obligadas a luchar el doble por ocupar los espacios de participación e incidencia, en una sociedad pensada para los hombres, donde queremos instalar la esencia de ser mujer como un alternativa de hacer realidad, apuntando al logro de un equilibrio en un nuevo tipo de sociedad, más solidaria, justa y ética.
Nuestros representantes políticos, no han querido considerar temas cruciales para el futuro de la mujer en Chile, que se reflejan en la potenciación en problemáticas que impiden el resguardo de sus derechos fundamentales y el de sus familias,
El año pasado 59 mujeres fueron muertas en mano de sus parejas y este 2009 – en tan solo tres meses- van 10 femicidios. Sin duda, éste es un problema nefasto para la sociedad chilena que afecta a las mujeres transversalmente, sin distinguir edad y los estratos sociales. Quedando en evidencia, la falta de voluntad política para establecer la violencia contra las mujeres como un tema prioritario a erradicar en chile, y la promulgación de políticas estatales que prevengan estos hechos y que castigue en forma asertiva a los culpables.
Aún persisten en nuestra sociedad injusticias laborales. Una mujer gana 30% menos salario que un hombre por la misma labor, trabajando en condiciones precarias, a menudo sin contrato, sin prestaciones sociales, con a una deficiente seguridad social y obteniendo, finalmente bajas pensiones.
Los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, han sido uno de los temas más complejos debido a los grandes retrocesos que han existido en los últimos años. Las mujeres de los segmentos más pobres de la población no tienen acceso a la Pildora de Anticoncepción de Emergencia a causa de la resolución dictatorial del Tribunal Constitucional en abril de 2008.
Hoy en Chile está penalizado el aborto, y con eso la cifra de mujeres que mueren por abortos hechos en malas condiciones ha aumentado considerablemente. Por todo esto es que llamamos a reponer el aborto terapéutico, que estuviera vigente desde 1931 hasta 1989, además de generar políticas eficaces de educación sexual y de control de natalidad que considere la dignidad de las mujeres.
Las mujeres que son parte del sistema público triplican el precio que los cotizantes varones, además de pagar el “impuesto al útero”, que se aplica a las mujeres en edad fértil subiendo considerablemente sus planes de salud.
Estas son algunas de las deudas históricas que defenderemos ante quienes ostentan y buscan el poder. Queremos ampliar la democracia, exigir respeto a las libertades y derechos individuales y colectivos de las mujeres. Y en esta lucha nos unimos a nuestras compañeras de América Latina y el Caribe, haciendo de la integración de los pueblos una realidad, potenciando un trabajo articulado contra un sistema que no resguarda nuestros derechos.
